Manuel López Rodríguez logra por tercer año consecutivo el XXVII PREMIO DE POESÍA AVELINA VALLADARES
LAVOZDEGALICIA.ES / Hay múltiples tipos de escritores, casi como razas en el mundo. Unos pasan desapercibidos, otros cobran protagonismo puntual y no faltan quienes consiguen un hueco en el parnaso de las ventas o del reconocimiento del gremio. Los hay que buscan la recompensa al esfuerzo a través de los premios literarios y quienes optan por otro camino para publicar o darse a conocer. Pero podemos añadir la categoría de los creadores con estrella, cuya obra emociona y convence a crítica y público. También a jurados como los del XXVII Premio de Poesía Avelina Valladares de A Estrada. Por tercer año consecutivo los textos de Manuel López Rodríguez (Noia, 1978) subyugaron a los integrantes del tribunal. El premio está dotado con 2.000 euros y publicación de la obra.
El poemario Fío-Taxidermista, del escritor, artista y editor barbanzano, recibió por mayoría el galardón de este año en el certamen estradense, ya consolidado en el calendario gallego. El jurado, integrado por Sindo Villamayor, Rosalía Morlán, Esteban Folgar y Dolores Araújo, que ejerció como secretaria, destacaron de la obra su «realismo cromático, clasicismo do íntimo e cotiá e o hopperismo», en un neologismo cuando menos curioso.
De los versos de López Rodríguez también ensalzaban que «no seu simbolismo metafórico atopamos unha acentuación atinada», así como el uso del recurso de la falta de artículo. El jurado quiso hacer hincapié en el último poema, que se presenta como un compendio, «no que a percepción xeral de todo o poemario é o misterio como estratexia poética». La concejala de Benestar, Amalia Goldar, acompañó al jurado del galardón para destacar la relevancia de estas iniciativas artísticas y que permiten ofrecer «un altofonante aos autores para que as obras presentadas cheguen ao público».
Manuel López Rodríguez ya se había alzado por primera vez con el premio estradense en el 2021 con el poemario Para que non se me esqueza, entre los 24 trabajos admitidos. Entonces se destacó el hilo integrador de la obra, donde se introducía cada una de sus piezas con un poema previo a modo de diálogo ficticio con reconocidos poetas, en gran número mujeres, así como la voz lírica femenina empleada y la sólida construcción. En el 2022 repetía por segunda vez con O cemiterio. A néboa, en aquella ocasión por unanimidad entre 38 propuestas. El poemario se dividía en tres partes, con la central donde el lector podía escoger el camino a seguir. Todo ello ambientado en un cementerio, rememorando a personajes ilustres ya fallecidas y empleando figuras metapoéticas.