El proyecto de La Garma, cueva cántabra que quedó encapsulada tras un desprendimiento en el Paleolítico, y que guarda decenas de miles de restos arqueológicos, gana el PREMIO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA DE LA FUNDACIÓN PALARQ

LAVANGUARDIA.COM / Nadie sabe cómo se decía ‘maldición’ o ‘dios mío’ (o sus equivalentes malsonantes) en el Paleolítico, pero eso fue lo que con toda seguridad profirieron los habitantes de la cueva de La Garma, en la actual Cantabria, cuando llegaron al acceso y vieron que se había producido un desprendimiento de la montaña y que el acceso a su casa era imposible.

Muchos de sus bienes estaban dentro y así se quedaron hasta ahora. Han pasado 16.500 y los investigadores dicen hoy exactamente lo contrario. Un yacimiento así es una bendición. Todo intacto. Por eso en buena parte ha ganado la edición de 2021 del Premio Nacional de Arqueología y Paleontología que concede la Fundación Palarq, fallado este jueves en Barcelona, y que consiste en 80.000 euros para seguir excavando e investigando. Otra bendición.

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